LÁGRIMAS POR AGRESIÓN vs AGRESIÓN PARA DESESTRESARSE.

noviembre 28, 2020

Días atrás, vi en TV española el vídeo de Irene Montero sobre la violencia de género, y yo empaticé con sus lágrimas. Cada día, nos asaltan noticias de mujeres sometidas a la cruel violencia sexual, tanto en zonas de paz como en conflictos bélicos; algunas bajo amenaza de muerte, y otras, siendo asesinadas después de ser violadas.

Sin embargo, al instante en que yo me conmocionaba con su discurso, me llegó una pregunta a través del espíritu, con una imagen simultánea…

Pero, permítanme dar otro testimonio, antes de relatar ese extraordinario suceso. Debido a la problemática que encierra, y consciente del poderoso lobby que rodea la corriente del feminismo (cuyo mayor éxito es quizás, lograr la autorización leguleya de la violencia ejercida durante el aborto), creo que debo exponer algo: yo gateé donde había violencia doméstica.

Conozco en mi carne el dolor de vivir durante años en esa situación; sufrimiento vivido junto a mi madre, y una hermana… hasta que crecí y pude poner antídoto al veneno. A partir de ahí, hubo paz en mi casa e hice un pacto con nuestro Dios: le prometí no hacerle daño nunca a ninguna mujer, y le pedí que, a cambio, Él protegiera a las mujeres de mi familia. Y cumplí mi parte: jamás le he alzado la voz a ninguna mujer; mucho menos he alzado mi mano jamás contra una compañera de hogar. Cuando ha habido algún asunto discordante, y no he podido alcanzar un acuerdo, diciendo sin alterarme lo que sentía, di mi espalda, reseteando mi vida sentimental, e iniciando un nuevo camino.

Yo cumplí, y mi Creador me oyó: Luego de aquello, ninguna mujer de mi familia volvió a sufrir violencia doméstica, jamás. Muchas personas lo ignoran, pero Jesucristo es el aglutinador del hogar; el matrimonio fundado en Él (no de boquilla, sino en fidelidad al Evangelio), capea todo temporal sin violencia.

En mi opinión, todo maltratador, debe ser aislado automáticamente de la sociedad; debe ser juzgado con todo el peso de la ley según su nivel de maltrato, y debe pagar duramente por ello. Pienso, por ejemplo, en un penal similar al de A Lama, en plena Naturaleza, rodeado por un enorme muro con concertinas, donde a cada asesino/a, maltratador/a, ladrón/a, etc, se le diera un machete para desbrozar, un pico o una pala para arar la tierra a mano, y tuvieran que cultivar patatas y etcéteras, de sol a sol.

Sería la condición para saciar su hambre; quien no trabajara, no comería.

A la entrada del presidio habría un gran cartel, visible, tanto de afuera, como de dentro:

Ganarás El Pan Con El Sudor De Tu Frente”.

Abajo, estaría escrito:

Quien no cumple con sus deberes, no puede reclamar derechos.”

Y ahora, dejando clara cuál es mi posición respecto a todo tipo de violencia, volvamos al tema inicial: el discurso de la pareja sentimental de Pablo Iglesias.

En el momento en que me sensibilicé con las lágrimas de Irene Montero, en su discurso contra la violencia machista, oí la voz del Espíritu dentro de mi oído, como si tuviera unos pequeños altavoces en el interior. Escuché claramente:

¿Acaso no se ejerce violencia contra el feto durante una práctica abortista?”

En el acto, recordé que el aborto se menciona solo dos veces en la Biblia; y ambas con una connotación negativa, pues todo colapso de una vida, provocado por alguien, es un crimen ante Dios.

Inmediatamente después de oír esa voz, se me puso la imagen de una mujer. No me mostraron su rostro; la vi acostada en una camilla, con su zona vaginal en el extremo, sus piernas abiertas y sus pies apoyados en unos estribos acondicionados abajo. Supe que se sometía voluntariamente a un aborto quirúrgico.

Y, no sé por qué, me vino a la mente un estudio científico de los años 70 (dudo entre Nature o Science), en el que pusieron una pequeña planta a la que le colocaron unos diminutos electrodos; una técnica similar a la del encefalograma. La situaron en una oficina, y se condicionó que un grupo de empleados la atendiera, le echara agua… e incluso le dijera frases cariñosas y reprodujera a su lado alguna que otra melodía suave y alegre. Por otra parte, otro miembro de la oficina debería pasar por su lado cada día, insultarla soezmente, y hasta arrancarle de vez en cuando un pedazo de una hoja.

Unos días después, el resultado fue sorprendente: Los electrodos reflejaban ligeras oscilaciones, de poca amplitud. Si sus protectores pasaban por su lado, el monitoreo arrojaba unas suaves ondulaciones, de unos pocos microvoltios más; sin embargo, cuando el agresor se acercaba, la gráfica se llenaba de picos subiendo y bajando constantemente, con un voltaje mucho mayor, y una frecuencia alarmante.

Lo he buscado en Internet, en la esperanza de poder hallarlo para mostrarlo aquí, pero no lo logré. No obstante, sí vi esto:

http://www.educatolerancia.com/la-increible-reaccion-de-una-planta-al-sufrir-bullying/

¿Por qué doy estos ejemplos? Porque al igual que la mayoría del mundo científico no tiene constancia del sufrimiento de una planta, tampoco lo tiene, respecto al sufrimiento del feto humano. Sin embargo, no existe nadie, en ningún lugar del planeta, que pueda probar que el embrión no sufre. También lo doy por si alguien se ampara en que aún no tiene sistema nervioso, para recordarle que las plantas tampoco lo tienen… y padecen.

No obstante, antes de escribir este artículo, analicé la formación de un feto desde que el óvulo es fecundado, y puedo decir que la transmisión de los impulsos nerviosos entre dos neuronas, tiene lugar en la conexión entre ambas: la sinapsis. Y en solo unos días se comienza a formar la primera sinapsis en la médula espinal del nuevo ser.

La mayoría de los órganos comienzan a hacerse 21 días después de la fecundación. El embrión se alarga, formando una diminuta figura humana. Poco después, da inicio el desarrollo de la zona que se convertirá en cerebro y en médula espinal (tubo neural). En torno al día 16, lo hacen el corazón y principales vasos sanguíneos. El día 21, ya está bombeando sangre, con los primeros glóbulos rojos.

¡Ya es un ser vivo, con todas las de la ley! No es un desecho despreciable que pueda tirarse al carro de ‘restos‘, entre gasas sanguinolentas y despojos residuales. ¡Tiene vida! Y se la amputan con violencia.

Cuando la mujer se haya en posición de aborto, le pueden dar un sedante para ayudarla a relajarse y adormecerla. Pero al feto, no; él sí tendrá que aguantar, vivo, todo lo que le harán, sometido a la violencia ejercida para extirparlo del sitio natural donde crecía.

El practicante, introduce unas varillas pequeñas (dilatadores) en el cuello uterino para ensancharlo. El método de evacuación, suele ser una combinación de aspiración al vacío y/o fórceps, para extraer, violentamente, el feto del útero de la paciente… con raspado incluido. Proceso similar, conocido como D y E intacto, se utiliza para poner fin a los embarazos en las últimas 12 semanas.

En realidad, el aborto atenta contra el diseño genético de la vida. En el ADN actúan unos 3000 millones de pares de bases; y no lo hacen desde el azar evolutivo, sino desde una planificación inteligente. Desde que el semen fecunda al óvulo, se dispara un programa informático. Siempre, siempre, se crea una nueva cadena, única, del nuevo ser que se formará a partir de los ADN maternos y paternos. A partir de ahí, miles de pequeños soldados (ARN) de distintos tipos (mensajero, ribosomal, de transporte… y otros (cuya única misión es involucrarse en la regulación de la expresión génica) comienzan a fabricar el embrión… según las instrucciones que aparecen en dicho ADN.

Con 20 aminoácidos, van conformando millones de proteínas de varios tipos, imprescindibles para la vida. De manera «organizada», según la INSTRUCCIÓN inscrita en el ADN, generan tejido epitelial, neuronal, óseo, muscular… formando cada órgano del nuevo ser… en el orden fijado en el PROGRAMA genético.

Y el aborto, maléficamente intrusivo, rompe grosera y alevosamente, esa maravillosa y milagrosa actividad… vital, pues hay vida.

El ateísmo reconoce el programa y reconoce la instrucción; la realidad no les deja otra opción. Sin embargo, exponen que esa maravilla de la ingeniería biológica se creó por azar, durante un proceso que duró millones de años… olvidando que hay proteínas, como las citosólicas, vitales en procesos neuronales, cuya ausencia resulta incompatible con la vida, que solo duran de 10 a 120 minutos, y que exigen un diseño de fabricación constante desde el instante en que un óvulo es fecundado. O sea PREVISIÓN, no azar.

La religión ateísta (que no Ciencia), niega la imprescindible y obligada existencia del INSTRUCTOR y PROGRAMADOR, que creó dicha instrucción y desarrolló el programa genético para la familia. ¡Antes muertos que aceptar la presencia de Dios en el diseño de la vida! Aunque la evidencia señale hacia Él; aunque el empirismo científico les obligue a buscar el creador del milagro programado de la existencia física, a través del ADN.

Yo siempre repito que en el ombligo llevamos la huella de nuestras madres, pero en el ADN, la de Dios.

Pero sigamos: yendo contra el milagro de la vida, el abortista decide si utilizará succión al vacío o fórceps, para extraer el feto del útero de la madre. La decisión se basa en el tamaño y el nivel de desarrollo del mismo. Pero sea lo que sea que decida… ¡ejercerá violencia sobre ese ser! Nadie le pide permiso para arrancarlo con agresividad del sitio donde el ADN, diseñado por Dios, lo está formando. ¡Nadie le pregunta si le duele lo que le hacen! Simplemente, lo arrancan de su anclaje biológico como si fuera un tumor.

¿Se ejerce o no se ejerce la violencia durante un legrado? ¡Sí se ejerce la violencia! Y la mujer a la que se le practica, se siente en el derecho de ejercerla… pues es ‘SU’ cuerpo.

Y así nos encontramos ante un escenario incongruente: Lágrimas por la violencia machista que le afecta… pero no lágrimas, sino alegría, tranquilidad, y hasta gratitud, por la violencia feminista que, mediante crimen, le evita una maternidad no deseada.

El aborto quirúrgico, es un procedimiento avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Obstetricia y Ginecología. Es decir: tiene el aval de los hombres. Pero no el de Dios… si interrumpe una vida.

Todos, al morir, daremos cuenta de nuestros actos; esta vida corta terminará, antes o después. Y se iniciará la larga, la vida en el espíritu que el ateísmo se niega a reconocer. Se irá a un sitio espiritual, en correspondencia con como se haya vivido; y quien haya decidido practicar alguna forma de mal, será reclamado por el maligno como propiedad suya, para ocupar un lugar acorde a sus faltas, lejos de Cristo, porque: ¿Cómo poder estar en muerte, con aquél a quien se repudió en vida?

Y sé de lo que hablo: fui llevado al infierno, en espíritu, el martes 13 de septiembre/2011, para que diera testimonio en un mundo de sordos. Pero ese es otro tema… sigamos:

Por otra parte, quien haya decidido poner sus cuentas a cero con Dios, reconociendo a Jesucristo como el salvador de las almas, se arrepienta de sus pecados, y se sumerja en las aguas del bautismo, en compromiso de vivir según el Evangelio, se hará acreedor del Paraíso de Su promesa. Esta es una verdad que sorprenderá a muchos en el día ultimo.

Y la Verdad puede tener muchos enfoques; pero una sola es su sustancia. No se encadena a filosofías ni corrientes de pensamientos, aunque estas la reclamen como propiedad suya; la Verdad, simplemente, es, y se impondrá siempre, por mucho que se luche por anularla, borrarla o difuminarla del corazón humano.

Quien tergiverse la Verdad de la Ley de nuestro Dios Creador, no podrá ser recibido por aquél de quien reniega; en su lugar, le abrazará aquél a quien prefirió. Y habrá múltiples causas que provocarán la no salvación del alma, pero una de las más importantes será la del no arrepentimiento por la violencia o agresión ejercida contra la vida. Todo artífice de crimen, deberá responder por ellos, pues el delito de sangre resulta abominable ante los ojos de Dios. Y como el espíritu es eterno, si le toca sufrir, la muerte ya no podrá librarle de su dolor, por lo que estará en tormento durante el tiempo que corresponda.

Por todo esto, que sé por mí mismo, más allá de que lo advierten las Escrituras, quiero dejar patente mi grito: ¡No, a la violencia criminal machista! ¡No, a la violencia criminal feminista! Ninguna violencia puede ser justificada por ninguna conveniencia personal.

El tiempo, ese sabio que nos tiene a todos ganada la partida, pondrá las cosas en su sitio. A lo malo no se le volverá a llamar bueno ni a lo bueno se le volverá a llamar malo.

Todos veremos ese momento.

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