CABALGANDO LA IMPUREZA CON ORGULLO GAY.

agosto 28, 2010

Agosto 28,2010

El día 5 de este mes, tenía puesto el despertador para las 7 de la mañana. Justo en el segundo en que lo apagaba, después de sonar, escuché con toda claridad en mi mente, la siguiente frase:

“El hombre se jacta con indignidad de su impureza”.

Aun semidormido, atiné a levantarme y escribirla. Luego, medité en ella sin cesar, y concluí que debía escribir un artículo sobre lo que implicaba raíces tan profundas. Así salió mi anterior escrito “A vivir, que son dos días”. Sin embargo, no me sentí sereno; intuí que había más. Debía haber, cercano en el tiempo, algún hecho multitudinario que enojaba mucho a Dios. Algo dentro de mí lo asoció entonces a la temática gay.

Por ello, días después tecleé en Google: ‘fiestas gays’. Entre los miles de links aparecidos, el primero citaba el frenesí festejado en Holanda, sobre los canales de Ámsterdam, el pasado sábado 8 de este mes… a tres días de la frase que me sacudió. Pero también hallé una página con el calendario de fiestas homosexuales en todo el mundo, de enero a diciembre. Entonces comprendí el sentido de la frase recibida.

Europa, con 46 galas, encabeza la lista; le sigue Norteamérica con 44. Algo más lejos está Sudamérica con 19 (18 en Brasil, 1 en Argentina) África tiene 2, Asia 4 (Tailandia 3, 1 en Japón), y Oceanía 7 (6 en Australia). Mi mayor asombro fue ver que, del Medio Oriente, justo el pueblo de Dios, Israel, es el único que ofende al Creador, permitiendo desfiles gays en su territorio. Para mí resultó inconcebible; pero luego lo entendí: según la promesa de Cristo, justamente de allí vendrá el holocausto del fin.

El problema de estas fiestas es que no son privadas; todas loan la bacanal prohibida por Dios y por el Jesús hombre. Un ejemplo: la Windy City de Chicago presenta 250 carrozas que deambulan por la principal avenida de la ciudad; y en la San Francisco Gay Pride, en California, se jactan de ser la mayor comunidad gay del mundo, con su afluencia rondando las 500 mil personas. A su vez, el desfile de la New York City Gay Pride del 29 de junio recibió 250 mil gays y lesbianas que anegaron la 5ta Avenida, mientras 350 mil espectadores les alentaban desde las gradas.

O sea, son orgías hechas incluso en presencia de niños, a plena luz, y en días festivos. Es más, no contentos con exhibirse por las calles, se engendró la Gay Days at Walt Disney World, del 12 Junio, en Orlando, Florida, en el gran palacio infantil. Desde 1991, gays & lesbians se congregan en Walt Disney (empresa célebre por antibíblica), durante una semana completa, y su concurrencia se calcula en unas 100 mil personas.

Los irresponsables padres no solo arrastran su pecado, sino que además impelen a sus hijos a la vorágine, infundiéndoles la normalidad de la inmoralidad, agrediendo directamente al proyecto de Dios para el hogar… y al proyecto de Cristo.

En España, la gala gay de Sitges se jacta de ser la más ‘loca’ de Europa; 250 mil homosexuales de toda nacionalidad muestran su desenfreno, condenan al pudor y exaltan el vicio. También está el Madrid Gay Pride, estimado el más importante. Y el resort ‘Maspalomas’, Gran Canaria, ofrece su Gay Pride con competencia de Drag Queens, incluida y apta para todas las edades. Una doblez del Ministerio de Cultura, que mientras estas cosas ocurren con su beneplácito e incluso su apoyo, al mismo tiempo clasifica películas y obras teatrales, en aptas o no aptas para menores.

Todos exhiben su impudicia sobre carrozas; a veces más de 200, con aceras llenas de hombres, mujeres y niños. El mensaje subliminal no es ‘disfruten en privado’; ni ‘tengan la fiesta en paz’, sino: ‘¡haced lo que disgusta a Dios!’ ¿De dónde puede surgir tal recado si no del propio enemigo de Cristo?

La celebración del ‘orgullo gay’ inunda casi todo el planeta; muchos le apoyan y pocos se salvan. Y el diccionario de la RAE dice que ‘orgullo’ encasilla la actitud del que está convencido de su valía o belleza, y/o de quien se cree superior. Lo expone como sinónimo de arrogancia… lo contrario al recato instruido por Cristo.

Comprendí que quien conoce las intenciones del corazón humano y ama al pecador, odiando al pecado, convoca a reflexión a quienes, conscientes o no, siembran en un terreno del cual solo cosecharán leña para fuego eterno. Continuamente anima al arrepentimiento sincero; no cierra la entrada al reino de Dios si se reconoce la culpa y hay sincera contrición, por fe en Él y en Su promesa de regreso para justicia.

Viendo las fotos de los festejos homosexuales, entendí las raíces del mensaje; exhibían la jactancia de la impudicia, en su máxima expresión. No solo se trata de aceptar su pecado, sino que también hay que aplaudirles.

Las fiestas gay se exhiben desde los confines polares [Canadá, Islandia y Noruega al norte; Argentina, Nueva Zelanda y Australia al sur], por casi todo el mundo. Por todo el planeta se loa la inmoralidad sexual, obviando la clara y manifiesta aversión que el mismo Jesucristo expuso siempre contra toda impureza:

«Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre…» [Mat 15:19-20]

Advirtió sobre las terribles consecuencias que tendría para sus practicantes:

Pero en cuanto a los cobardes, los incrédulos, los odiosos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos, y todos los mentirosos, a ellos les tocará ir al lago de azufre ardiente, que es la segunda muerte.» [Apo 21:8]

«Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama la mentira y la hace.» [Apo 22:13-15]

Jesús no dijo nada nuevo ni alteró lo fundado desde el principio; solo ratificó la aversión que siente Dios hacia la homosexualidad y toda inmoralidad sexual:

– «No te echarás con varón como con mujer; es abominación. [Lev 18:22]

-“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.” [Deu 22:5]

– «Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.» [Lev 20:13]

«Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión.» [Lev 18:23]

Algo que el Apóstol Pablo esclareció:

«Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío… quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.» [Rom 1:26-32]

No se trata de una actitud homófoba, sino de respeto a los estatutos fundados por el Dios Creador; el único omnipotente y omnisciente. Jesucristo odia el heterogéneo pecado sexual que hoy afecta a casi el 100% de la humanidad [adulterio, zoofilia, fornicación…]. La homosexualidad es solo uno más… pero la única que se jacta de su falta con impudor, exhibiéndola. El mundo lo legitima; la presión mediática legalizó la unión gay en tribunales humanos. Así, se autoengañan de no pecar, fiscalizando la voluntad humana; pero es imposible condicionar al Juez, que advierte:

‘Entonces les dijo: «Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.” [Luk 16:15]’

¿”No sabéis que los inicuos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones… [1Co 6:9]

Siento que muchos obstinados vean en esto el cuento de la caperucita; también que se acuda a la palabra homófobo para insultar a quien solo pretende ser fiel a Jesús. Yo no estoy exento; el pecado del sexo también me incita, aunque no sea homosexual. Me enfrento a ello sabiendo lo que me juego, y advierto a todos que cada uno debe renunciar a su culpa, entregándosela a Cristo en compromiso de renuncia, porque es imposible librarse del juicio que Jesús hará sobre la humanidad.

Es inexorable; Dios no admitirá nada impuro en el reino perfecto planificado para los fieles. Y la pureza solo podrá ser determinada en la causa que Cristo, el último juez, abrirá para todos, comenzando por cierto, por su iglesia. De modo que todos debemos esforzarnos en oír con discernimiento el mensaje-aviso:

El hombre se jacta con indignidad de su impureza.”

Nadie se alabe por su malicia, sino combátala. Así evadirá la llama que le escudriña.

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