EVOLUCIONISMO: ANTÍPODA DEL CRISTIANISMO.

agosto 26, 2009

En muchas ocasiones se me ha tildado en este blog de fundamentalista. Pero si se sabe que eso significa ser fiel a las creencias de forma estricta y literal, solo dejarían de serlo aquellos incapaces de defender rigurosamente sus ideas. O sea, también Dawkins, Stephen Hawking, y cada defensor evolutivo lo son, como lo fue el propio Darwin; creo que ellos son el mejor ejemplo de fundamentalismo evolucionista.

De modo que aclaro que no lo soy, si se trata de culparme de poner bombas, insultar, mentir, o cualquier otra acción dañina, en pos de defender la Verdad que considero mi deber amparar. Ahora bien, ¡Sí!, lo soy, si se hace referencia al significado etimológico de la palabra, pues me ‘fundamento’ con rigor en las Escrituras, cuando digo cada cosa que digo en este blog. Y tengo una buena razón: si Cristo acudió siempre a ellas para instruir a cada persona que le oía, la única opción que tengo para serle fiel, es propugnar lo mismo que Él nos legó para ser propugnado, sin agregar ni quitar nada.

Así, ‘fundamentado’ en el mismo Evangelio usado por Jesús, digo que todo aquel que insinúe que la evolución es un hecho científico, no puede hacerlo sin automáticamente presentar a un Cristo mentiroso. Los cristianos que dudan de una tierra joven, aceptando en su corazón criterios clavados en Ciencia a la fuerza, sin evidencias, y por demás contradictorios, debían creer las Escrituras judías, con las que Cristo instruía por dondequiera que pasaba. Y el original Bereshit judío [traducido luego al Génesis griego], dice en 2:1-2:

Así se completaron cielo, tierra, y todos sus componentes. Al séptimo día Dios finalizó Su obra que hubo hecho, y cesó el séptimo día de toda Su obra que hubo hecho.”

O sea, el libro con el que instruía Jesús, dice que la Creación de Dios fue totalmente acabada desde la fundación del mundo; no en miles de millones de años, sino en solo seis días. Incluso, para no trastocar significados, fija que duró 24 horas cada uno, al repetir luego de cada obra, las seis veces correspondientes:

Y fue de tarde, y fue de mañana” [del primer al sexto día- 1: 5, 8, 13, 19, 23, 31]

La necesidad de miles de millones de años para que el mundo se auto creara; que una rana criara pelos o un lagarto alas, entre otras ideas absurdas y anti científicas, sin agente externo interviniendo, es descartada varias veces en las escrituras judías con las que instruía Jesús, certificando su contenido. Por ej., en Nehemías 9:6 se señala:

Tú, oh SEÑOR, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército; la tierra y todo lo que está en ella; los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.”

Jesús no da margen para pensar siquiera en la probabilidad de que la vida precisara miles de millones de años de evolución; al basar en todo momento su instrucción en las Escrituras, certifica lo dicho por Nehemías: ‘Dios creó todo, tal cual lo vemos’. Por lo tanto, todo cristiano confabulado con tesis evolucionistas, aparta su fe de Jesús; aunque quiera negarlo, da peligrosos pasos en dirección contraria a la de Cristo.

Se nos advierte de ello en Hebreos 3:4-6:

Porque toda casa es edificada de alguno; y el que creó todas las cosas, es Dios. Y, Moisés a la verdad fue fiel sobre toda su casa, como siervo, pero para testificar lo que se había de decir; mas Cristo, como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si hasta el fin retuviéremos firme la confianza y la esperanza gloriosa.”

Y más adelante puntualiza, en Heb 3:18-19:

¿Y a cuáles juró que no entrarían en su Reposo, sino a aquellos que no obedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.“

¿Cuál es el origen de la incredulidad? ¡La falta de Fe! En Hebreos 11:3 leemos:

«Por la fe entendemos que el universo fue fundado por la palabra de Dios, de modo que las cosas que se ven fueron hechas de lo que no se veía«.

También en Colosenses 1:22-23, el apóstol Pablo dice:

“…  en el cuerpo de su carne por medio de la muerte, para haceros santos, y sin mancha, e irreprensibles delante de él; si empero permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del Evangelio que habéis oído; el cual es predicado a toda criatura que está debajo del cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro.”

Está claro que condiciona la promesa de Cristo, a la fidelidad total… venciendo al pecado de la duda. Es evidente que Pablo, visitado por el Espíritu de Cristo, recibió la unción del Señor. Bajo esa unción pasó, de cazador de cristianos, a ser perseguido por los enemigos de Jesús. Y eso le hace creíble; arriesgar su propia vida en la prédica y defensa del Evangelio, hasta perderla finalmente, le acreditó como voz de Cristo para el futuro.

Pero el riesgo de la falta de Fe ya se sugería en otros libros de las Escrituras certificadas por Cristo. Por ejemplo, Daniel 12:2-4, apunta:

Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Y los entendidos brillarán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas, a perpetua eternidad. Tú, pues, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin; muchos correrán de un lado a otro, y se multiplicará la ciencia”…

Por otra parte, si también se duda del Nuevo Testamento: Mateo, Marco, Lucas, y hasta del mismo convertido Pablo [funcionario romano cazador de cristianos, cuando Jesús se le apareció], crean al menos en dos que vivieron con Cristo tres años, testificaron su muerte en la cruz y Su posterior resurrección: los apóstoles Pedro y Juan.

Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” [Palabras de Jesús, en Juan 5:39] 

Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos.” [2ª Pe 3:16]

Quien elija obviarlos, deja que la instancia de satanás abone su corazón. Debería abrirse a la Verdad, y oponerle al menos un poco de resistencia. Quien no quiera creer el planteamiento bíblico, que niega con claridad cualquier opción de evolución darwinista, ha abierto sus oídos al susurro del eterno enemigo de Dios. Y cada vez que un cristiano es capaz de enfrentar a otro, defendiendo teorías ateas, no hace más que ignorar la advertencia de Pablo, en Efesios 6:13-16:

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y estar firmes, habiendo acabado todo. Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la cota de justicia. Y calzados los pies con el apresto del evangelio de paz; sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.”

¿Duda alguien que la ‘armadura de Dios’ es su legado escrito? ¿Acaso hay alguien que pueda señalar hacia otra ‘armadura’? Y, ¿qué significa ‘dardos de fuego’? Pues advierte sobre la facultad para mandar o ejercer el poder mental sobre los seres humanos, desde seres espirituales enemigos de Dios. ¿Tampoco lo creen? Pues si no lo creen a estas alturas, es que no han sembrado el Evangelio de Cristo en el corazón; el propio versículo anterior a este les define exactamente como ‘malicias espirituales’.

El maligno y sus huestes, ubicados en la 4ª dimensión espiritual, gobiernan nuestra 3ª dimensión física. Lo ratifica la presencia de sectas en todo el mundo, auto proclamadas ‘satánicas’. Tienen más ardid que el más hábil de los humanos; el mismo diablo tentó 3 veces a Jesús en el desierto, la última, con un versículo bíblico. Y ahora, lograron que la jerarquía católica, garante del pastoreo evangélico de más de mil doscientos millones de cristianos, se doblegue ante el muy anunciado antiCristo bíblico [1ª Juan 2:18, 2:22, 4:3; 2ª Juan 1:7], aceptando la ignominiosa teoría que señala a un Hijo de Dios mentiroso.

O sea, se cumplió el temor del elegido por Cristo para sobrevivirle en varias décadas de advertencia; por mucho que anunció el peligro, satanás supo abonar el terreno, y les venció en la soberbia y la vanidad. En lugar de ser fieles a la triple solicitud de Cristo: “Apacienta mis ovejas” [Juan 21:15-17], exhortándoles a vivir como humildes pastores, resolvieron hacerse con un castillo en Roma, invertir en inmobiliarias, obtener mayoría de acciones en banca… y llegar incluso al contubernio con teorías del enemigo de Dios.

Y no digo que todo lo están haciendo mal, pues enfrentan el pecado del aborto y otros males de la sociedad. Pero fallan tocante al dinero, al tratamiento tibio-tolerante que se le da a la homosexualidad en la iglesia, a llevar en la cintura la toalla de humildad propugnada por Cristo [Mateo 20:25-28]. Y también respecto al principio de la Creación de Dios, con posición dúctil y ambigua ante el ateísmo, debilitando con sus actos la Fe en el Evangelio, pues se pone en entredicho la Verdad que contiene la Biblia; la inquietud más grande que jamás tuvo Cristo, según Luc 18:8:

“… Empero cuando el Hijo del hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra?

El hecho es que, sometida la cabeza a estos obvios pecados, el cuerpo quedó a merced de la astucia y del engaño; quienes debían defender a capa y espada que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, según instruye Bereshit 1:26, apoyaron que descendemos de monos… validándolo con la misma lengua que extienden en la iglesia, para ‘comer’ el cuerpo de Cristo. ¡Qué blasfemia! Si se hubieran fundamentado en las Escrituras, y si hubieran sido la mitad de fieles que lo fue Juan el Bautista, las cosas habrían sido de otra manera, y se habría manifestado la lealtad que Cristo demanda, no plegándose ante doctrina del diablo.

No es difícil; cada cristiano, para ser leal a Jesús, solo debe preguntarse: ¿Cómo actuaría Cristo en estos instantes? ¡Todos sabríamos la respuesta en cada momento! También lo supo el Vaticano ante el evolucionismo darwinista, mas flaqueó en la Fe. Satanás ha logrado inyectar tanta duda sobre la Biblia, que muy pocos podrán enseñorearse de la promesa de vida eterna en la Paz de Cristo, pues también está escrito:

Muchos son llamados; pocos escogidos.” [Mat 20:16; 22:14]

Hay que estar muy afincados en la Fe, para conquistar el reino prometido en profecía por el mismo Jesús:

“… Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”  [Apo 2:10]

Jamás se alejen de las Palabras del Señor, la corona de toda mente. ¡La fidelidad nos ata a Cristo; la duda sin Fe nos separa de Él!

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