“…y las estrellas, Dios las colocó en el firmamento para que den luz sobre la Tierra, para que dominen de día y de noche, y para que separen la luz de la oscuridad. Y Dios vio que era bueno. Y fue de tarde, y fue de mañana, el cuarto día. [Bereshit 1: 17-19 (y su traducción griega: Gen 1:17-19)]
Según las Escrituras, la Tierra se hizo unos cuantos miles de años atrás, antes que el resto del cosmos. Científicos antiCristo lo rebaten con más interés que si les fuera en ello la propia vida; que sí les va, aunque toman el sentido errado y con argumentos que la razón niega. ¡Obstinada anticiencia, afanada en que el mundo obvie a su Creador!
El actual postulado ‘científico’, dice que lo observado en un telescopio atañe a miles de millones de años atrás. ¿En qué punto histórico humano se disipó el juicio? ¿Por qué no se razona? Vemos lo que está a millones de años luz, con solo mirar; el espacio tridimensional se vuelve panorama plano en 2ª dimensión. La cercana luna se ve en la misma fracción de segundo que la distante nebulosa de Andrómeda, sin importar distancias.
La vista supera la velocidad de la luz. Una onda de luz radiada en el espacio lejano, tarda millones de años en llegar a la Tierra. Si arribara, en caso que el cosmos existiera aun, todos habríamos muerto… viviendo ya en el espíritu.
La emisión electromagnética [calor, luz, rayos X…] que viaja a la velocidad de la luz, desde un cuerpo que esté a 12 millones de años luz de distancia, tardaría en llegar a la Tierra 12 millones de años. Sin embargo, ver la superficie de tal astro a través de un telescopio, solo lleva una fracción de segundo. ¿Qué cuentas están fallando? Es obvio que la Ciencia, coja en ese aspecto, se diluye en la anticiencia del ‘vemos en pasado’. Analicemos:
Estos son los distintos tipos de ondas; varían en longitud y frecuencia. Según pasamos de los rayos gamma a las ondas de radio, la longitud de onda aumenta y la frecuencia disminuye… proceso imperceptible para el ojo humano, diseñado y programado para ver en imágenes. ¿O alguien es capaz de ‘percibir las ondas’ con la mirada?

Banda electromagnética
El ojo no ‘ve’ ondas de luz visible, tal como se dice en las aulas. ¡Ve una imagen integrada por la unión de todas las ondas, la resultante! Lo prueba el propio rayo de luz solar: ante un prisma las ondas integradas en la imagen son diferenciadas y reflejan los matices reales del espectro. Revela los tonos reales. Si atraviesa las gotas de agua de la atmósfera, se forma el arco iris. Y es porque la ‘claridad’ consta de frecuencias invisibles al ojo humano, (cada color una frecuencia) que integradas, ofrecen la imagen del día claro.
Todo cuerpo irradia ondas electromagnéticas a la frecuencia de la energía que actúe; pero nuestro ojo no está diseñado para verlas a ellas, sino al cuerpo que las emite y/o la imagen que generan. El arco iris es ejemplo del espectro de luz visible. Y nadie dice: ‘Mira que lindas ondas del violeta, a 750 tetra ciclos por segundo’. ¡Vemos la ‘imagen violeta’ fruto de vibraciones, no las ondas! Igual con el rojo que detecta el telescopio espacial: no vemos la onda cuya vibración genera tal color, sino el efecto incitado… sin que la onda en sí misma cruce el espacio y llegue al ojo. ¡Vemos el rojo generado en el cosmos, a una velocidad superior a la de la luz!
Hoy, el vasto adelanto tecnológico provee medios precisos para verificar la Verdad de la Palabra de Dios; sin embargo, se adultera todo con el fin de negar coherencias Biblia-Realidad objetiva. Es la meta de investigaciones auspiciadas por el Centro de Nueva York para ‘Estudios de Orígenes de la Vida’, que incluyen becas de la NASA. La Astronomía es su baluarte; sin embargo, los telescopios infrarrojos, sensibles al calor, no apoyan tesis de cielo eónico, sino que las desmienten de forma absoluta.
Vemos un cuerpo, si la luz actúa sobre él, contrastándole; pero no es así en el infrarrojo. La serpiente cascabel, con una fisura sensora entre ojos y nariz detecta esa luz; así caza presas de sangre caliente en la oscuridad total: ve tonos rojizos destacando sobre tierra y/o vegetación. Cualquier cosa con temperatura superior al cero absoluto [-273,15 °C o 0º Kelvin] irradia ondas en la banda infrarroja. Incluso el hielo; y también las estrellas. Sus cambios de temperatura matizan áreas que pueden ser seguidas y registradas por el lente infrarrojo. Tal visión, según nivel de calor, crea una imagen distinta; datos que no se podrían obtener a través de los canales normales de la vista.
El telescopio normal [copia ingeniosa del ojo] ‘acerca’ el astro, no fotones trotones del pasado que, al carecer de masa, son invisibles para el ojo. La lente enfoca un cuerpo físico en el lugar que ocupa en el espacio; su imagen, más definida, integra gran información. Luego la procesan fotómetros anexos. Así, una galaxia lejana activa la retina; los conos y bastoncillos la descomponen en tonos. Estos se convierten en señales eléctricas de distinta frecuencia, y se envían al cerebro a través del nervio óptico. Al final se proyecta la figura espacial en la pantalla de la mente, antes de un segundo… ¡más rápido que la luz!
Ahora, imaginen una colisión en el frío cosmos, creando ignición de hidrógeno, a 2500ºK. ¿Cuánto tiempo duraría el calor detectado por el sensor infrarrojo? Según refrigere, la imagen del destello inicial irá atenuándose hasta llegar al negro espacial. Y no tarda miles de millones de años; el blanco de la ignición irá atenuando su tono hasta que se enfríe y se vuelva tan oscuro como el espacio, pero tal como veremos, el telescopio provee imágenes infrarrojas yendo desde el rojo, hasta el tono oscuro de los cuerpos fríos, en dos años. ¡Esa es la Verdad! ¡Solo dos años de observación!
Se me ha dicho que en el infrarrojo no hay tonos blancos, pero no es así; si ud. observa desde el aire la emisión de infrarrojos de un campo verá distintas tonalidades desde el rojo al amarillo y el pardo, según el nivel de clorofila de las plantas. Pero si llega a unos matojos secos, entonces los verá blancos.
Otro Ej: http://ciencia.nasa.gov/science-at-nasa/2009/18dec_titanglint/
Ahí pueden observar la imagen del Espectrómetro para Cartografía Visual e Infrarroja (Visual and Infrared Mapping Spectrometer o VIMS) de la nave Cassini. Observen que es una combinación ‘visual/infrarroja’; muestra un destello de luz blanca reflejado en un lago de Titán, una luna de Saturno. La imagen fue proporcionada por la NASA/JPL/Universidad de Arizona/DLR.
A través del telescopio infrarrojo, las candentes ondas de choque se ven brillantes. Se asocian usualmente a colisión o nacimiento/muerte de una estrella; no hay tiempo de reaccionar a la súbita acumulación de energía y masa, y embisten el plasma cercano, emanando el colosal ardor que el infrarrojo capta… y que se va enfriando hasta no poder ser detectado, confundiéndose finalmente con el vacío sideral. Y lo importante es que ese proceso de atenuación térmica de un estado a otro, a millones de años luz de distancia, lo podemos ver en 700 días, no en miles de millones de años, tal cual se especula en las aulas.
El 9/4/2009, el Dr. Andreas Brunthaler [Instituto Max Planck, Radio Astronomía] notó algo especial en la galaxia M82, a 12 millones de años luz de la Tierra. Al cotejar los datos del día anterior [Very Large Array (VLA), New México, EE.UU], con los del 2007/2008, vio una ‘nueva’ explosión. Y la imagen 2009 mostró tan oscuras las zonas de estallidos anteriores [más frías], que hubo que ampliarla para lograr la definición que permitiera compararlas. Observen:

Vista Infrarroja Galaxia M82
La luz roja surge a 500 ºC. Si la temperatura sube, da luz amarillenta. A 1200 ºC, emite todo el espectro electromagnético, y nos parece que está «al rojo blanco«. De ahí que el nuevo punto blanco del núcleo en el 2009, implique una nueva explosión. El azul es indicador de mayor temperatura (a partir de 12000ºK); su tono se oscurece en función de la temperatura hasta casi los 20000ºK… sin embargo, el negro, que pudiera verse como la tonalidad más oscura del azul, se lee como el frío espacio sideral. Pero lo importante es que áreas que en fotos de dos años antes eran rojas, ahora se muestran negras.
De modo que resulta obvio que hay intercambio de calor; las ondas térmicas varían según se enfría el cuerpo emisor de tales ondas. Máxime si el medio en el que existe, está a bajísimas temperaturas. Y no debe olvidarse que hablamos de un cuerpo que según la equivalencia métrica del año luz, está a casi 115 mil billones de kms de la Tierra.
La secuencia de matices, dando variables de calor en solo dos años, [28/1/2007 a 8/4/2009], desde una galaxia sita a tal distancia, anula todo criterio que intente negar la realidad objetiva: ¡Es actual; está pasando! Es la esencia innegable: si la cámara infrarroja detecta tonos brillantes en un punto, es porque ahí se ha liberado gran energía ‘muy cerca en el tiempo’. De haber ocurrido millones de años atrás, la imagen presentaría la oscuridad típica de zonas que el frío espacio interestelar refrigera rápidamente.
El lente no enfocó fotos antiguas del álbum ‘paleozoico’, sino cuerpos físicos ocupando su lugar actual en el espacio. Si la cámara infrarroja encara un astro, no busca ondas de calor viajando hacia la tierra, sino que explora el matiz de su superficie in situ, mostrando el panorama resultante en fracción de segundo.
En un artículo anterior se explicó que la gracia de ‘ver’ fue antes espiritual que humana. La Biblia enseña que Dios dijo: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza’; de modo que nos extrapoló dones sensoriales desde seres espirituales. Y para ello usó como interfaz al cerebro; evidencia del colosal talento del Creador, al difundir en masa física, frutos del espíritu intangible. Mas nuestra vista es básica; mucho más limitada que la del espíritu, que sí capta incluso las ondas cerebrales, sabiendo así qué y cómo pensamos. ¡Telepatía pura y dura! ¡Gloria a Dios; bendito el que hace posible lo ‘imposible’!
Quizás se me critique con argumentos tipo: ‘Es falso, pues refuta al Nobel Paco Pérez’; luego se darán los links convenientes que cobijen la nobélica mentira. Anticipo réplica: ¡Usen las propias neuronas! ¿Cuántas veces ha tenido que ser revisados distintos postulados científicos, ante nuevas evidencias? ¿Cuántas veces distintas revistas científicas prestigiosas han pedido perdón, al publicar artículos de supuesta base científica, que luego han demostrado ser erróneos? ¡Ábranse a lo nuevo! El conocimiento humano enfrenta muchas más incógnitas que respuestas.
Lo cierto es que el planeta Tierra, con solo algunos miles de años, fue el pionero espacial; ningún astro le antecedió. Y lo que brilla visible en el cosmos lejano, llega al ojo humano en fracción de segundo. Con ojo o telescopio, su imagen real surge en cuanto enfocamos. El regreso de eras eónicas, estilo ‘máquina del tiempo’ o ‘Cenicienta corriendo hacia su carroza-calabaza, abrumada por la hora’, es un ficticio y absurdo antojo. Cuento infantil que intenta en lo subliminal, separar a Dios de su obra. Y eso, ¡Jamás será Ciencia!
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