SOMOS ALGO MÁS QUE CASUALIDAD.

febrero 2, 2008

Febrero 2/2008

¿EVOLUCIÓN? SÍ… PERO HORIZONTAL

Los evolucionistas consideran al creacionismo como fuente informativa anacrónica y falaz. Es decir, nos encasilla (yo me incluyo, por supuesto, y con mucha honra) en un marco bien definido, como ejemplo de lo que «no debe escucharse, por no ajustarse a la realidad«.

Pero, ¿dónde está el límite entre lo irreal y lo real? Porque ellos no han presentado aún una prueba concluyente; un científico evolucionista sale a buscar la respuesta que le conviene, hace ensayos tras ensayos en su laboratorio sin aceptar las evidencias que no respondan a sus expectativas. Cuando al fin, logra llegar a través de sus cálculos a un resultado que considera conveniente, lo convierte de inmediato en concluyente, estableciéndolo como corolario fiable.

Se ha hallado miles de fósiles humanos que no responden a sus expectativas. Si aparecían en un área anacrónica, aludían que un terremoto había removido las bases naturales correspondientes a su Biblia particular: su tabla geológica. Pero, si topaban a un individuo con malformaciones producidas por alguna artrosis atrofiante, o alteraciones óseas importantes (como los hay incluso hoy día), hacían la prueba de datación por C14… ¡y ‘hallazgo’ publicado!

Lo que comenzó siendo hipotético, termina en teorema: una verdad demostrable a través del razonamiento…pero sin agregar la inherente posibilidad de errores en sus conjeturas, porque, voy a darles una noticia: el carbono 14, la base de sus conclusiones radiométricas, ¡NO ES FIABLE!

Hay muchas evidencias desmintiendo su fiabilidad, que la censura ha callado. Han hallado colágeno1 en huesos de dinosaurios con, supuestos 65 millones de años. ¿Es eso posible químicamente? Desde luego que no; la espectrometría de masa ha fijado que el colágeno tiene fecha de caducidad en 2000 años, a 20ºC, y que alcanza un máximo de 130000 años, si se conserva a 7ºC. Si el colágeno hallado en el T. Rex de Montana demuestra algo, es que el bicho no podía tener la edad que le atribuye una datación erróneamente chapucera, por mucha bata blanca ostentada durante la técnica.

Han datado ciertas formaciones en el período Cretáceo, definiéndolas como producto de sedimentación paulatina, pese a que en ¡el mismo terreno!,  estas aparecen dobladas, evidenciando la acción de sedimentación inmediata ‘barrosa’, producto, posiblemente, de una cataclismo húmedo que bien pudo haber sido el diluvio de los tiempos de Noé, hace solo unos miles de años atrás. También han datado un gato familiar, enterrado 20 años antes, como un antecesor del gato común actual, pero cifrándolo en ¡30000 años! ¡Apaga y vámonos!

¿Es que se ve a los cristianos como gente incapaz de reflexionar? ¿Es que se piensa que creemos en la Biblia sin analizar todo lo que en ella se dice? Muy bien, según refrán español: «entremos al trapo«; demostraremos que también poseemos cerebro y que además, sabemos utilizarlo muy bien. Razonemos:

Hubo un hombre que se constituyó en la herramienta satánica para desmentir el plan de Dios: Charles Darwin, el verdadero motor de la teoría de la evolución de las especies.

La raíz que diferencia sus planteamientos y los fundamentados en Génesis, estriba en el eje del tiempo: un mundo de miles de millones de años, según los evolucionistas y un universo de sólo unos pocos miles, según el libro de Moisés. Es decir, estamos ante dos diseños contrapuestos y ambos, sustancialmente, provienen de hombres: uno, según su propio testimonio, ha escrito toda la historia recibida directamente del mismo Dios, mientras que el otro ha reunido una serie de deducciones humanas para contradecirle.

El debate comenzó en el siglo XIX. Increíblemente, incluso en los colegios católicos ya se imparte hoy la teoría de las especies con la aprobación del mismo Vaticano. Es obvio el triunfo logrado por un pensamiento fundamentado solo en especulaciones; presentan esqueletos, dicen que las pruebas de la ‘contrapeluza epítilica‘ ratifican que tiene un millón de años, y ya está: hay quien deja que sus oídos sean llenos de palabras nuevas y, complacido con el ‘a vivir que son dos días‘ y sobre todo, satisfecho de no tener que dar cuentas de sus perversiones a ninguna entidad superior, se encarga del resto.

Acuña esos absurdos pensamientos con sello ‘científico‘ y cierra sus ojos a una realidad que grita tan alto, que si la escucháramos no permitiría oír nada de lo dicho en su contra. Pero el triunfo no se mide por un éxito inmediato, sino por la victoria definitiva; la verdad está a la puerta y se enseñoreará de todos nosotros.

Sé que ustedes dirían: – ¿Moisés?… ¿Quién es este señor?

Entonces, la respuesta nos llevaría hacia la posición en la que hablo del libro de Dios, sin aportar más evidencia que el cúmulo de realidades visibles de nuestro entorno, observadas con los ojos del corazón. De modo, que, para defender este artículo, no queda otra opción que intentar trasmitir la simiente de Verdad contenida en cada uno de sus folios. Veamos lo que se profetizó en las escrituras sobre todo esta porfía actual:

«Lo que de Dios se puede conocer, ellos lo conocen muy bien, porque Él mismo se lo ha mostrado; pues lo invisible de Dios puede llegar a conocerse si se reflexiona en sus hechos. En efecto, desde que el mundo fue creado, se ha podido ver claramente que Él es Dios y que su poder nunca tendrá fin. Por eso los malvados no tienen disculpa, pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado las gracias. Al contrario, han terminado pensando puras tonterías y su necia mente se ha quedado a oscuras.»(Romanos 1:18).

Analicemos, por ejemplo, al cerebro: un diseño divino. Pese a que millones de forenses, de todas las nacionalidades y todos los tiempos, han escudriñado hasta el milímetro en cráneos de cadáveres, jamás ninguno ha detectado una imagen guardada, ni la magia utilizada en el ser humano que le permita esas formidables representaciones pictóricas que suceden durante los ‘sueños, pesadillas e incluso en los propios pensamientos‘. ¿Cómo se almacena la inteligencia? ¿Cómo actúa ese procesador por excelencia? Y la pregunta más importante: ¿De dónde rayos evolucionó?

El cerebro humano, que según los evolucionistas provino de la ‘evolución de un alga‘, pesa alrededor de 1,3 kg y cuenta con unos 100.000 millones de células nerviosas, conectadas entre sí. ¡100000 millones! Estas tienen la entretenida tarea de coordinar no solo  las funciones mentales, sino del cuerpo entero: sueño, hambre, sed y casi todas las actividades vitales necesarias para la supervivencia. Todas las emociones humanas como el amor, el odio, el miedo, la ira, la alegría y la tristeza, son controladas por él.

Recibe e interpreta las múltiples señales enviadas desde el organismo, y las procedentes del exterior. Su gran superficie y complejo proceso evidencian el sumo nivel intelectivo del hombre con respecto al de los animales; es el órgano del cuerpo que más trabaja, ya que participa en casi todas las funciones del organismo. Si se confronta con un ordenador, la diferencia salta al saber que este hace su trabajo gracias a procesos secuenciales lógicos, de antemano previstos; mientras el cerebro es multidireccional: actúa con mucha más complejidad, procesando incluso situaciones casuales y sintetizando e integrando su análisis mediante pasos paralelos y simultáneos.

Toda información recibida del mundo exterior, proviene de los sentidos (gusto, tacto, olfato, vista y oído) a través de los órganos concernientes, controlando lengua, piel, nariz, ojos y oídos, cuyas células envían asiduamente «mensajes» sobre todo lo que sucede en el extrarradio. No obstante y a pesar de la inmensa información, la Ciencia ha manifestado que utilizamos solo un diez por ciento (10 %), aproximadamente, de la capacidad de este maravilloso órgano.

Asimismo, se sabe que cada hemisferio se interrelaciona íntimamente con su homólogo, aunque ejecutando funciones diferentes; cada uno haciéndose responsable de un lado del cuerpo. Las funciones de la parte izquierda son dirigidas por la mitad derecha, y las de la porción derecha, por el hemisferio izquierdo.

¿Se imaginan tal complicadísima red neuronal de miles de millones de células, dirigiendo las actividades orgánicas? Se trata de toda la acción intelectiva ¡y toda la ‘incondicionada’!: digestión, sexualidad, hormonas, vista, gusto, oído, olfato, tacto, emociones, fatigas, raciocinio…etc, etc.

Me gustaría que alguien me explicara, de forma argumentativa, cómo ‘evolucionó‘ desde una sola célula todo ese compendio magistral que tenemos encerrado en nuestros respectivos tejados óseos. Es inaudito que se pretenda fundamentar tal exactitud y eficiencia  de los procesos increíbles que encierra la mente humana, desde el sortilegio. ¿Cómo pudo un alga unicelular crear, no solo al cerebro, sino a toda la biología contenida en el planeta? Puntualicemos: no quiero enfrentarme a alguien defendiendo mis ideas desde la trinchera de la fe, sino desde la propia inteligencia.

¿Puede alguien exponer de forma racional, cómo interpreta la posibilidad evolutiva de los hipotéticos primeros homínidos hasta el hombre actual, sin aporte genético? Pues no hay ni una evidencia de genes nuevos entre fósiles y hombre actual; todo lo contrario, la Ciencia sabe que lo obvio es la ‘pérdida de información genética‘. ¿Cómo les superamos, perdiendo genes? ¿Es posible explicarlo sin plantear las ofensas ni descalificaciones que indican falta de evidencias?

Un niño recién nacido, inicialmente es un compendio de reflejos incondicionados; a medida que va creciendo, es capaz de interactuar con el medio que le rodea, receptando información. Su inteligencia se va desarrollando, es innegable. Primero emite sonidos guturales, luego comienza a articular monosílabos, más tarde, palabras… y un buen día se te pone delante y te suelta:

– Necesito unos vaqueros nuevos.

En ese sentido, sí acepto una evolución… horizontal; es decir, en base a un programa pre-establecido en el embrión que fue en su momento, ‘sin aportar ningún gen nuevo‘,  él será capaz de interactuar con el mundo hasta dominarlo, respondiendo así al plan de Dios:

«Y dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a Nuestra Imagen, y a Nuestra Semejanza. Él reinará sobre los peces del mar, las aves del cielo, y sobre los animales, y sobre toda la tierra, y sobre todos los reptiles que reptan  sobre la tierra». « Gn 1: 26

Yo, personalmente, con el perdón del Creador, agregaría, parafraseando el original:

«…y sobre todos aquellos que pretenden desmentir la verdad encerrada en la Creación con evidencias no demostrables.»

Estamos ante un misterio de Dios; y ya Deuteronomio 29:29 avisa sobre esto:

«Hay cosas que no sabemos, esas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero hay otras que nos han sido reveladas a nosotros y a nuestros hijos, para que las cumplamos siempre: todos los mandamientos de la ley».

Seamos serios; pero también buena gente, para que el Rey nos traiga el regalo necesario.

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