«Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. (Efesios 6:12)
LA PELÍCULA QUE FUNCIONA AL REVÉS.
Hace unos días, permití un link de un participante de ideas evolucionistas. Muestra sus comentarios con respecto a los artículos que van apareciendo aquí, y ofrece su enlace. Pero, como la verdad no necesita artimañas para hacerse valer, pues su fuerza radica en sí misma, he permitido el enlace que dará lugar a la alternativa de ideas: la base de un posterior criterio independiente y personal, según la exhortación de nuestro Señor Jesucristo a que alimentemos nuestro espíritu:
«Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.»(Lc 11:21-23)
En líneas generales, el blog antagónico expone una Biblia caprichosamente interpretada por cada cristiano, dice que los creacionistas mentimos, y que la verdad evolucionista ha sido mostrada de manera científica una y otra vez. Para ello, acude, entre otras cosas, a la presentación de supuesta sangre en huesos no fosilizados de dinosaurios [que luego de la exploración molecular resultó ser colágeno1], ampliamente debatido aquí y en muchos otros trabajos creacionistas, diciendo, que lo escrito al respecto, no se ajusta a la realidad. Así que la mejor respuesta es transcribir lo aparecido en ‘The Real Jurassic Park’ (El Parque Jurásico real), revista Earth, junio 1997 (pp. 55-57):
‘El laboratorio se llenó de murmullos de asombro, porque había enfocado el microscopio en algo dentro de los vasos que ninguno de nosotros había notado: objetos redondos diminutos, translúcidos, de color rojo con un centro oscuro. Un colega los miró y gritó: «¡Usted tiene glóbulos rojos! ¡Usted tiene glóbulos rojos!». Schweitzer compartió a su jefe, el famoso paleontólogo Jack «Dinosaurio» Horner, sus dudas sobre cómo éstos pudieran realmente ser glóbulos rojos. Horner sugirió que ella intentara de demostrar que no lo eran, a lo cual respondió: «Hasta ahora, no hemos sido capaces de demostrarlo».’
Es decir, no se trata del criterio de jóvenes e intrépidos investigadores de la secundaria, ante un microscopio docente de 1ª generación, sino de un experimentado equipo, doctorados inclusive, con años de experiencia y con todos los medios tecnológicos a su alcance. Les pudo la excitación del descubrimiento; dijeron lo que vieron, desde la experiencia y el corazón, sin pensar en el peligro que representaba para la estabilidad de la tesis evolutiva que sostenían.
Algún tirón de orejas posterior, les obligaría a comprender que el hallazgo de colágeno1 en hueso no fosilizado de un ente con hipotéticos 65 millones de años, echaba por tierra cada escrito anterior al respecto, y, una vez más, ante la amenaza de desplome del débil edificio evolutivo, quite a lo ‘Manolete’, y apuntalamiento de tesis: «Donde dije ‘digo’ en realidad quise decir Diego«.
Por otra parte, imponen una comparación entre la gran cantidad de fósiles de mamuts, hallados en buen estado y los exiguos dinos en las mismas condiciones. Ante esta capacidad deductiva, me quito el sombrero: ¿Es posible comparar los mamuts gigantes del hielo, en la fría tundra siberiana, (donde un helado de vainilla duraría eones), con un braquiosaurio de zonas templadas, ovíparo por demás, que necesita un calor para que sus huevos fecunden, y que hace la conservación ósea poco menos que imposible? O hay ignorancia, o mucha ansia de desprestigiar a cualquier costo.
Es cierto que se han hallado fósiles de dinos en Alaska, pero a pesar del tópico, este país no es una tundra helada, sino que más bien, las montañas y los bosques son la tónica dominante en su paisaje, como atestigua su buen número de parques nacionales; es decir, sus fósiles no tienen por qué tener la conservación de los mamuts siberianos, sometidos a una nevada de nueve meses, que impone muchas veces temperaturas de -50º, y los 3 restantes, aún bajo las condiciones actuales de calentamiento global, a duras penas remontan los 0º.
Los investigadores jamás han hallado nidos de dinosaurios en Alaska; por eso especulan sobre la posibilidad de una migración desde zonas más templadas, hasta la llegada del frío polar… o una presencia accidental debida quizás a algún suceso catastrófico, como bien pudo haber sido el diluvio de Noé. O sea, la temperatura y la humedad de su hábitat han contribuido a cierta permineralización de los restos, acelerando su descomposición con respecto a los primos hermanos rusos de los elefantes indios y africanos.
Con respecto a la comparación de restos humanos/dinos, todo el problema consiste en error de datación, del que se ha hablado aquí bastante. Repito exhortación: la misma muestra de molusco del mercado en tres presentaciones, molido, cristalizado y fragmentado, sometida a Carbono 14, uranio 235 y Potasio-Argón; arroja diferencias de millones de años entre sí, (con aproximación de más-menos, millones de años). Así son de concluyentes.
Ni los restos humanos tienen la edad que se les asigna, ni los de los fósiles dinos las que se les atribuye; más bien, los hipotéticos ‘fósiles homínidos‘ que presentan, en realidad se corresponden en edad con las piezas dinos halladas, ya hayan atañido a orangutanes, chimpancés, gorilas, humanos o mutantes de cada especie. En el artículo de este blog: ‘La Evolución: Rosario de Embustes‘ se presentaron varias evidencias de dataciones erróneas y malintencionadas por parte del sector fundamentalista evolutivo.
Por otra parte, el comentario evolucionista, citando que no se habla de dinosaurios en el Génesis, está fuera de lugar, pues tampoco se citan osos ni canguros. No venía al cuento; por aquella época les conocían como una obra más de la Creación y quienes convivían con ellos, así lo veían. El libro que más describe todos los fenómenos que descartan las enseñanzas evolucionistas, es el que cita a los dinosaurios en Job 40:15 y 41:1; así como la existencia del hielo post diluviano en el Medio Oriente, planteada al interlocutor, como algo conocido: una experiencia personal de este. Job 38:30 dice:
«¿Quién vuelve el agua dura como la piedra y congela la superficie del océano?»
Job conocía los dinos: la pequeña referencia bíblica citada por evolucionistas y que da lugar a esta convicción, es, entre otras, la descripción de ‘una cola que se yergue como un cedro‘. No habla de cañas, ni de higuera, sino de un gran árbol. ¿Sabe alguien de algún animal sustitutivo? Además, había visto el hielo y el mar helado [o sea el mar Rojo en costas árabes, el más cercano, por pura lógica], pese a vivir en el punto de intersección del meridiano 30 con el paralelo 40 este, al ser vecino de la tierra de Us, al sur de Jerusalén, en la frontera con el desierto de Arabia, y al este del Mar Rojo. No existía por entonces la Arabian Airlanes, ni sindicatos que le aseguraran unas vacaciones en el Polo. ¿Cómo supo de la existencia del hielo, si no por experiencia propia?
Lo que aparentemente es irrelevante, en realidad reviste una total importancia. Si se enseña a los estudiantes, las futuras generaciones, que los dinosaurios tienen 65 millones de años, ya se les está lavando el cerebro para que crean en una tierra antigua; lo suficientemente vieja como para desacreditar la Palabra de Dios, pues ese es el verdadero objetivo, perfectamente definido por el adalid evolucionista Richard Lewontin en su monólogo aleccionador:
‘Nos ponemos del lado de la ciencia, pese a lo enormemente absurdo de algunos conceptos, pese a su fracaso en cumplir muchas de sus extravagantes promesas de vida y salud, pese la tolerancia de la comunidad científica a historias especulativas sin fundamento, porque tenemos un compromiso anterior: un compromiso con el ‘materialismo‘. Y no es que los métodos y las instituciones de ciencia nos obliguen a aceptar una explicación materialista del mundo fenomenológico, sino, por el contrario, que nosotros estamos forzados por nuestra adherencia a priori a las causas materialistas para crear un aparato de investigación y una serie de conceptos que produzcan explicaciones materialistas sin importar cuánto vayan en contra de la intuición ni qué tan místicas sean para el que no ha sido iniciado. Más allá de eso, el materialismo es un absoluto, y no podemos dejar que un pie divino cruce la puerta.’
Más claro, ni el agua: ateos fundamentalistas; y luego hablan del peligro creacionista. Les invito a visitar el artículo «EVOLUCIÓN NO ES CIENCIA«; solo tienen que clickear en el link, ‘TODOS LOS ARTÍCULOS’, en la parte superior de la página, y se les abrirá el listado. Es el correspondiente al número 16.
La Biblia, como todo libro, (el que alguna vez haya leído uno, debe saberlo) tiene que ser interpretado. Lo que no se puede es ‘reinterpretar‘, para dar lugar a las tantas religiones monoteístas que existen hoy en el mundo, dividiendo al hombre y enfrentando entre sí a miles de cristianos, como ocurre en el Ulster o en el enfrentamiento Islam vs Cristianismo, que el libro de Dios no menciona en ninguna parte, y que la convivencia en la propia Jerusalén descarta.
Exhorto a cualquiera que interprete una mención distinta a un dinosaurio, en ‘un animal que yergue la cola como un cedro‘, que lo plantee en debate en este blog. Queda abierta la porfía sobre la Palabra de Dios; es absolutamente necesaria; lo que el Creador ha dejado escrito, resulta inmutable en el tiempo.
Los descubrimientos científicos se suceden, y las Escrituras se confirman: la prueba del código genético en el ADN, señala hacia un codificador, ratificando la enseñanza del Señor; sin embargo, la evolución está constantemente cambiando, según aparecen nuevas corrientes del conocimiento, en un intento desesperado por subsistir.
Primero fue la teoría de la evolución de las especies, luego el neodarwinismo, bajo la presión genética. Por último, está intentando abrirse paso la teoría del equilibrio punteado, debido, precisamente, a que los paleontólogos más avispados son conscientes de la mucha escases de evidencias serias y la fácil refutación, que ofrece lo desenterrado. Y seguramente aparecerán otras más, que les permitan mantenerse a flote ante las tantas contradicciones que enfrentan según aumenta el conocimiento de la humanidad.
La Tierra no tiene canas y la inteligencia de la Creación puede verse en su propio diseño. ¿Qué ambigüedad permite entender que la complejidad del ojo, por ejemplo, ocurrió por sí misma? Si se habla de selección natural, tiene que hablarse de inteligencia, no de azar, pues azar y selección son palabras contradictorias. Una elección, al implicar varias opciones, siempre precisa del razonamiento que pueda evaluar a estas entre sí antes de decidirse por la más favorable.
¿Qué entidad superior está tras esa contradictoria ‘selección natural azarosa‘ que nadie conoce y todo lo discierne tan calculadoramente, que es capaz de ofrecer de pronto, la perfección de un ojo múltiple, 540 millones de años atrás, en los trilobites del cámbrico? En cada tratado sobre trilobites, se da explicación a todo: origen de sus células, pasado evolutivo, división celular, transcripción de ADN a ARNm y de este en proteína, etc. Describen todo… menos la complejidad de su sistema de lente múltiple y la forma en que este apareció; ahí se quedan sin palabras.
La evolución es un cuento que no logra partir de 0 de forma convincente, y siempre se queda a medias en las explicaciones importantes. ¿Durante cuánto tiempo más podrá subsistir esa seudo ciencia que nada tiene que ver con el avance de la sociedad, sino con sus catacumbas? No lo sabemos; los creacionistas no tenemos nada que ver con su desaparición; lo único que hacemos es presentar sus inmensas y constantes contradicciones, así como la debilidad de sus ‘sólidos argumentos‘.
En la teoría de la evolución, se expone a un hombre cuyo único futuro es la muerte definitiva y la extinción de su especie en función de otra más fuerte: los mutantes de la ciencia-ficción. Nosotros, en cambio, proclamamos un Cristo resucitado que promete esa misma resurrección para la raza humana, predicando el amor y una vida eterna, libre de egoismo, violencia, envidias, crímenes, violaciones, y todo aquello que atente contra sus enseñanzas. Anunciamos a un Salvador Supremo que limpió el pecado de los hombres con su sangre en la cruz, dispuesto a perdonar a todo aquel que se le acerque, reconociendo sus errores y trabajando en su propia perfección humana y espiritual.
Hay más tiempo que vida; y el tiempo es capaz de sacar a la luz las mentiras mejor disfrazadas, por mucho que personas ofuscadas por no ser capaces de alimentar su espíritu, se esfuercen en revitalizarlas. El evolucionismo ha entrado en la UVI, en Cuidados Intensivos; el diagnóstico dicta fase terminal: su propia incongruencia no le da otra alternativa… y arrastrará consigo a todos aquellos que le sigan, no se engañen.
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