RESURRECCION: HECHO HISTÓRICO 

julio 20, 2009

CRISTO EN LAS AULAS: ALAS PARA LLEGAR A DIOS.

El plan de estudios de Historia, dirigido al estudiantado mundial, y previsto por el Ministerio de Educación de cada país, incluye a personajes de toda área. En general, a todo aquel que haya acreditado que ‘revolucionó’ su época. Así entró Aristóteles a las aulas del planeta; también Epicuro, Gengis Kan, Alejandro el Magno, Hitler, y tantos más, que resultaría titánico referirlos sin obviar ninguno. Todos han sido vinculados al hecho histórico específico que les ha inmortalizado, diluido en la marea del tiempo, pero vivificado por las crónicas de sus coetáneos.

¿Por qué no incluir al más cardinal de los personajes históricos? La Tierra acoge más de 6 mil millones de personas; la tercera parte, casi 2 mil millones, acepta la fe cristiana, la trasmite a sus hijos, e incrementa día a día tal cifra en millones de nuevas almas que la abrazan. Propugnan al Jesús milagroso que, según testimonios antiguos, hizo que los cojos andaran, los ciegos vieran, y los muertos resucitaran.

¿Por qué no se cita en las aulas al que demostró ser el revolucionario más importante de la historia de la humanidad? ¿Por qué no, al que, dos milenios después de su muerte, sigue vivo en los corazones de un tercio de los habitantes del planeta? Por qué no, a quien renace en millones de seres cada día, en el mundo entero? ¿Por qué no se propugna la resurrección testimonial de Cristo?

Un testigo ocular, el apóstol Juan, habla de ello en 1ªJn 1:1-4:

Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida, porque la vida fue manifestada, y la vimos, y testificamos, y os anunciamos aquella vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos reveló.”

También otro testigo, el apóstol Pedro, comenta, entre otros versículos:

También yo procuraré con diligencia, que después de mi muerte, vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas. Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, siguiendo fábulas artificiosas; sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. [2Pe 1:15- 16]

Y Pablo, en muchas ocasiones; como en 1ªCo 15:4-8:

“…que fue sepultado y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras, que se apareció a Cefas y después a los doce; luego se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen; después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles, y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.”

¿Pueden considerarse fiables estos testimonios? Veamos; no hablamos de las grandes editoriales de hoy, que ganan millones vendiendo Biblias, sino de seres cuya única meta era alcanzar la promesa del Mesías. Hombres que renunciaron a todo, con tal de alcanzar la muerte en Cristo; el único premio que codiciaban, y para quienes el dinero no tenía valor alguno. ¡Sí que son confiables! El cuño de su honestidad fue timbrado en la cruz de sus respectivos martirios y en su fidelidad hasta la muerte.

O sea, la resurrección de Jesús debe considerarse una verdad histórica, por implicar a muchos testigos oculares: Juan y Pedro, los más de 5oo que le vieron resucitado y en los que se basó el resto de los evangelios, más el de Pablo. No se puede decir que es un suceso improbable sólo porque la información de fondo no provee la evidencia del milagro. Hay mucha confirmación al respecto; más de medio millar.

La opinión del no-milagro se contradice a sí misma; es una paradoja inversa: si la ciencia no hace juicios sobre Dios porque le considera inaccesible, no puede dictar: ‘la resurrección es quimérica porque equivale a la hipótesis de que Dios resucitó a Jesús, y eso es imposible a los ojos de los hombres’.

No se puede inferir eso; una deducción llega incluso sin alcanzar directamente la explicación de su hipótesis. La física es un ejemplo; se aceptan realidades que no se pueden ver: teoría de cuerdas, membranas dimensionales superiores, curvatura del espacio-tiempo, universos paralelos…

Caso aparte es el de la biología evolutiva, darwinismo y selección natural; el ‘3 en 1‘ que postula sobre hechos invisibles [salto de alga a: flora- fauna-mono-humano], sin la prueba forzosa de tal paso: célula procariota, mutando a eucariota… pese a disponer de toda la tecnología necesaria para demostrarlo, desde los años 1600, en que aparecieron los primeros microscopios.

En realidad, no se acepta la evidencia de Dios… por el miedo irracional a tener que darle cuentas. Sin embargo, sus milagros se muestran en toda su Creación. En el ADN por ejemplo; un programa inteligente, regulando cada especie [más de 10 millones]. Penta trillones de datos ordenados, sin que se pueda premiar con un Nobel al invisible programador virtuoso. Una colosal instrucción de control, palpable en cada dato, que genera, despliega, mantiene, y reproduce todo tipo de vida, sin que nadie tenga la opción de mirar a los ojos del etéreo Instructor, mientras le entrega el Nobel justo y apropiado. En Biología, igual que en Física, la certeza de lo intangible, brota en cada evidencia irrefutable.

Asimismo, el historiador debe ser fiel a crónicas, cartas y apuntes coincidentes, por absurdos que parezcan; máximo si otros relatos recogen resurrecciones atribuidas a personajes como Apolonio de Tiana, Hanina ben Dosa… con la diferencia de que ellos murieron y se acabó su historia, mientras que en el caso de Jesús, tras su muerte fue resucitado por su Dios Padre, y habita en cada corazón que le clama y le es leal.

Los apuntes llevaron a las aulas al Cid, Ramsés, etc. Esas mismas pautas deben ser usadas para considerar a Jesús entidad histórica, resurrección incluida. No se puede aducir estar profesionalmente restringidos por metodología que impida aceptar la resurrección de Cristo; es una mala praxis y una vergüenza que se impida entrar a las aulas a la verdad histórica verificable sobre el pasado milagroso de quien murió por la humanidad.

¿Qué ganancia material le pudo reportar a Pablo, quien renunció a un buen cargo en una empresa sólida [‘Funcionario del Imperio Romano’], para pasar el resto de su vida sumido en necesidades, hambre, frío, naufragios, persecución, apedreamiento y muerte, solo para testimoniar sobre Jesús? ¿Es que su renuncia a la vida satisfactoria y segura no constituye un elemento convincente de credibilidad? ¡Sí que lo es!

Sus versículos refieren la tradición cristiana que recibió, remontada a un período muy cercano a la crucifixión, y acreditada por testigos vivos de la época. James D. G. Dunn [Jesus Remembered-Jesús recordado, (Grand Rapids, Mich: Wm. B. Erdmans, 2003, p. 855)] la ubica en no más de 18 meses posteriores a la muerte mesiánica.

Con respecto a la tumba vacía y la presencia en ella de al menos una seguidora de Jesús, hay 5 fuentes independientes que coinciden. Podrá haber discrepancia; datos que no anulan la esencia: la ausencia del cuerpo de Cristo, en lo que todos coinciden. Además, su ropa en el interior refuta la hipótesis del robo, creada por los enemigos de Dios, porque: ¿quién desnudaría un cadáver antes de llevárselo?

Las divergencias en la información existen incluso hoy, pese a los enormes adelantos tecnológicos. Al referir crónicas sobre hechos inmediatos, los diarios difieren en muchos detalles; a veces no coinciden en la hora ni cantidad de muertes… ¿Y, cuántas veces hemos visto que, ante manifestaciones de masas, unas fuentes las cifran en el millón de personas, mientras que otras citan solo unos pocos cientos de miles? ¿Cuál es la noticia importante? Sin dudas es la manifestación masiva en sí misma, los detalles solo son complementarios a la noticia en sí.

Lo mismo pasa con José de Arimatea; Mateo, Marcos, Lucas y Juan, coinciden en que pidió permiso al Pilatos histórico para enterrar el cadáver de Cristo. Aunque Juan, al ser testigo ocular, da más detalles del acontecimiento. También, Lucas hace distinción entre las apariciones del Jesús resucitado y las ‘visiones’ sobre Jesús; por ejemplo, la de Esteban, en Hechos 7:56:

He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre en pie a la diestra de Dios.”

Tal visión resulta diferente a la aparición física del cuerpo resucitado de Jesús. La visión ocurre mediante la interfaz de la mente, al proyectar una imagen intangible de la 4ª dimensión espiritual sobre el cerebro material, por la acción del Espíritu.

Sin embargo, la experiencia referida por los evangelistas, especial en el caso de Juan y Pedro, testigos presenciales, señalan a un Jesús vivo, con un cuerpo físico tangible, tal como se describe cuando se presenta ante el incrédulo apóstol Tomás, al que le presenta sus heridas y le dice, en Juan 20:27:

Mete tu dedo aquí, y ve mis manos; y da acá tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”

¿Por qué se niegan los agnósticos a reconocer las coincidencias, mientras buscan lo que pudiera resultar discordante? De hecho, todo lo humano lo es; hay contradicción en todo personaje histórico, según el historiador que escriba. En resumen, si en base a crónica humana se escribe sobre hechos del pasado y se examina de ellos a los estudiantes, no hay una buena razón para ignorar una evidencia histórica que afecta a la humanidad: la resurrección de Jesús, legado escrito por sus coetáneos.

Además, deseo tocar la perspectiva vivencial de este suceso. En un tribunal, el testimonio de varias personas vale para condenar a un acusado. ¿Por qué no aceptar entonces los alegatos sobre el Cristo resucitado? El Señor no solo es una figura histórica, sino que está vivo hoy y se le puede conocer vivencialmente.

El cristianismo dejó de ser sólo una religión más, desde que Jesús fue el único ser, entre toda adoración humana, que hizo prodigios de sanación, resurrección incluida, siendo Él mismo resucitado por Dios, luego de entregar su vida en la Cruz. Llevó nuestros pecados en su cuerpo, sobre el madero, para que nosotros, muertos a ellos y sanados por la sangre de sus heridas, pudiéramos vivir en su mundo eterno y perfecto, en su regreso de justicia, cada vez más cercano.

Ni Buda ni Mahoma ni los semidioses griegos, hindúes, etc., evidenciaron milagros ni ofrecieron su vida como Cordero de Purificación. Solo Cristo. Y quien se le entrega, percibe renacimiento espiritual, sintiéndole como realidad viva. La luz se enciende donde antes había tinieblas; lo muerto cobra vida, y lo invisible se hace tangible: Dios se hace vivencia. Si buscan la experiencia del crecer íntimo, entonces no sólo consideren la evidencia histórica; estudien la Biblia y confróntenla en la esencia, sin buscar diferencias ‘informativas’. Cambiará sus vidas igual que ha cambiado la de cientos de millones de personas en el mundo.

Si la verdad de Cristo se enseñara en clases de historia, se ganaría en ética, sentido de la moral y del deber ante el prójimo. Las leyes de Dios se grabarían en el corazón humano; la sociedad ganaría, no se verían los abominables botellones [España es abanderada] ni se incrementaría tanto la delincuencia en menores.

Los humanos decidimos con el corazón en qué preferimos creer. Ello y nuestras obras nos juzgarán, sin hoyo para cabeza de avestruz. Nuestra mentira, violencia, injusticia con el prójimo, falta de misericordia, violación de la Ley, y sobre todo, el pecado raíz de todo mal: el abandono de Dios, fijará cada futuro individual. La justicia llegará, y el perdón favorecerá a quienes la misericordia del Señor estime conveniente, según buenas obras y solidez de contrición por las malas. Nadie lo dude.

Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.” [Mat 5:13]

Palabras del Señor. ¿Damos la sal que pide? ¿Nos implicamos según clama, alzando nuestra voz en la sociedad? Al margen de donde nos congreguemos, Cristo es Rey de todos; nuestro adeudo es con Él, más allá de catolicismo, evangelismo o cualquier otra agrupación cristiana. El Mesías nos aglutinó en su cruz; no hagamos feliz a satanás, que hace fiesta viéndonos separados. ¡No continuemos dividiéndonos!

Somos casi dos mil millones en el mundo, mas los políticos imponen lo que se enseñará en las aulas. ¿Llegaría a sus oídos el clamor de dos mil millones de ‘votos’? Sé que sí; no lo dejemos para mañana. ¡Unámonos y forcemos al antiCristo, en su propia casa, a doblar sus rodillas ante el Rey! Ya hemos dormido demasiado tiempo.

Despierta, tú que duermes, álzate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” [Efe. 5-14]

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